jueves, 17 de mayo de 2018


Denuncias de ayer que incomodan hoy



Durante este semestre estaremos revisando las profecías del Libro de Miqueas y para ello utilizaremos el libro guía “Denuncias de ayer que incomodan hoy”.

El primer punto en el que nos detuvimos fue aclarar la definición del término Profecía, el que para muchos tiene más relación con predicción de hechos futuros. Sin embargo, en este caso, tomaremos la variación que tiene más relación con denunciar hechos presentes que afectarán el futuro.

¿Quién es Miqueas? Si bien en la biblia no tenemos mucha información de este hombre, gracias a la bibliografía de la época, sabemos que fue un mensajero de Dios, anciano, que vivía en un pueblo llamado Moreset-Gat a unos 40 Kms de Jerusalén, que participaba en el grupo de hombres responsables de la aplicación de la ley cada vez que alguien cometía alguna falta en su pueblo. No era una persona que disfrutara de los beneficios de los grupos de poder o los propietarios de tierras.

¿Cuándo desarrolló su actividad profética? Fue durante el reinado de tres reyes de Judá; Jotán, Acaz y Ezequías (Miqueas 1:1). Cabe mencionar que en aquella época había dos reinos en Israel, cuyas capitales eran Samaria por el lado del Reino del Norte y Jerusalén en el reino del sur.

¿Dónde realizó sus denuncias? Miqueas era un hombre de campo, por ende, conocía perfectamente las injusticias y desmanes de las que eran víctimas sus coterráneos, ¨su pueblo¨. Anunció la destrucción de Samaria, sin embrago su crítica era dirigida contra los terratenientes, autoridades civiles, jueces, sacerdotes, profetas asalariados y todo líder corrupto de la época de la ciudad de Jerusalén

Avanzando en el primer capítulo del libro, nos detuvimos en los versículos 3-5, donde Miqueas notifica el enojo de Dios contra su pueblo, acusándolos de rebeldes e idolatras tanto a los de Samaria como a los de Jerusalén. Los confronta y les hace ver la cantidad de pecados que practican contra su pueblo, donde oprimen a los más débiles, abusando de su poder y autoridad, olvidando que son creación de Dios. Miqueas considera que la idolatría y la falsedad están íntimamente relacionadas con la injusticia y la violencia contra los habitantes más vulnerables de la nación.

En los versículos 8-9 el profeta nos refleja el dolor que le ocasiona la situación que está enfrentando. Sabe que Dios desatará su furia sobre su pueblo y por eso llora y chilla.


En medio de este escenario, te proponemos las siguientes preguntas para reflexionar:
1.- ¿La iglesia de hoy tiene un rol profético? Si es así, ¿Lo está haciendo?
2.- ¿Cómo te insertas en esta época que te toca vivir? ¿Cómo defines este momento histórico?
3.- En el día de hoy, ¿Cómo definirías la idolatría?

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