Durante esta semana continuamos revisando los relatos del cuarto evangelio donde, como ya hemos destacado anteriormente, la intención del autor es confrontar la propuesta religiosa del judaísmo con la del cristianismo. En este caso nos detuvimos en el relato que habla de un hombre paralítico que durante 38 años cargaba con su enfermedad y que en busca de sanidad se acerca al estanque de Betesda, donde cada cierto tiempo baja un ángel a estremecer el agua y el primer enfermo que lograba entrar en el agua es sanado. Todo cambia para ese hombre, cuando en medio de una celebración Judía, Jesús también se acerca a ese lugar y al verlo tirado en el suelo le pregunta ¿Quieres ser sano?, pero el paralítico que después de cargar tantos años con la enfermedad se encontraba desesperanzado y sin tener idea de quien era Jesús, trata de explicarle en sus palabras lo imposible que podía ser para él alcanzar la sanidad. No obstante, Jesús lo sorprende al decirle “levántate, recoge tu camilla y ándate”.
La narración afirma que el hombre al verse sano, tomó su camilla y se fue, situación que alerta e incomoda a los religiosos de la época quienes se acercan a increparlo por cargar su camilla, ya que era Sábado. Con este relato el evangelista nos presenta por un lado una práctica religiosa que prohibía realizar cualquier actividad en día sábado, mientras que, por otro lado, Jesús representaría una nueva forma de religión en la que la no importa el día y la hora para actuar sino que se enfoca en la necesidad.
Con el pasar de los años nuestra práctica de la fe nos ha hecho internalizar el pensamiento de que Jesús actuará cuando él estime necesario hacerlo, sin embargo y pese a ello aún cargamos con “parálisis” que nos hacen perder las esperanzas y que nos llevan a pensar que aquello que nos aqueja no tiene solución, que por alguna razón, que no manejamos, Dios no se hará presente.
¿Cargas en tu vida con alguna “parálisis” o enfermedad que crees no será sanada? ¿Te has dejado dominar por la desesperanza?
Te invitamos a continuar con la conversación que ya iniciamos el pasado lunes.
La narración afirma que el hombre al verse sano, tomó su camilla y se fue, situación que alerta e incomoda a los religiosos de la época quienes se acercan a increparlo por cargar su camilla, ya que era Sábado. Con este relato el evangelista nos presenta por un lado una práctica religiosa que prohibía realizar cualquier actividad en día sábado, mientras que, por otro lado, Jesús representaría una nueva forma de religión en la que la no importa el día y la hora para actuar sino que se enfoca en la necesidad.
Con el pasar de los años nuestra práctica de la fe nos ha hecho internalizar el pensamiento de que Jesús actuará cuando él estime necesario hacerlo, sin embargo y pese a ello aún cargamos con “parálisis” que nos hacen perder las esperanzas y que nos llevan a pensar que aquello que nos aqueja no tiene solución, que por alguna razón, que no manejamos, Dios no se hará presente.
¿Cargas en tu vida con alguna “parálisis” o enfermedad que crees no será sanada? ¿Te has dejado dominar por la desesperanza?
Te invitamos a continuar con la conversación que ya iniciamos el pasado lunes.