Caravanas de esperanza,
de la cual los descarriados también forman parte
El libro de Miqueas, en su mayor
parte, nos comunica un mensaje de condena, pero en medio de ese mensaje, hay un
mensaje alentador, de esperanza. Como sucede con la tradición profética clásica
en Israel, Miqueas no solamente advierte y amenaza, también da aliento y
esperanza.
Después de la primera parte del libro
(capítulos 1-3) donde sobresale la condena de los aristócratas, los sacerdotes,
la élite de Jerusalén, los oráculos del profeta se tornan positivos, con un
claro mensaje de esperanza.
El versículo 3 del cuarto capítulo, refleja
un deseo profundo de la humanidad misma de llegar a un tiempo donde no habrá guerra
y en cambio habrá un interminable período de paz. Ese deseo es en realidad un
anhelo que tiene por fuente a Dios. No obstante, a los falsos profetas no les
gusta que el Dios de Israel sea el Dios de todos.
Muchas
veces los creyentes somos así, no queremos admitir que el otro hermano está
sirviendo al mismo Dios. Encasillamos a la gente según sea su
denominación, su raza, y su estado social; pero la gracia de Dios está
disponible para todos. Nosotros contra ellos: esa es la polarización que
les encanta a los opositores de Miqueas.
El
profeta habla de una expansión del reino de Dios por toda la tierra. En este contexto, incluye a los “cojos
y extraviados”, las ovejas de Israel, esos pocos que hayan quedado, el
remanente.
En el versículo 7 se declara el
señorío de Yavé sobre los desterrados, el remanente de Israel. Ésta es una
promesa que en realidad tendría que ser suficiente para el rey y para la élite
del templo. Pero como es una promesa para el futuro, les cuesta aceptarla,
ellos quieren algo instantáneo, algo para ahora.
El mecanismo de denuncia que utiliza
Miqueas durante los primeros capítulos, es a través de hechos futuros. Ejemplo:
En aquel día….
Para él, el presente es parte del
proceso para llegar al día perfecto, denunciando el día imperfecto. Lo
cotidiano, lo usual, lo que hacemos hoy es lo que podría ser considerado imperfecto
y si no lo cambiamos, no llegaremos a disfrutar del día perfecto.
Estas denuncias de Miqueas deberían
llevarnos a revisar y cambiar la forma en como actuamos y tratamos a los demás,
ya que como dice el profeta en su libro, de lo débil, de la descarriada, de la
coja, Dios hará algo.
Te invitamos a pensar y reflexionar, en
nuestros días, ¿Quién podría ser el débil, la oveja descarriada o la coja?
Solo como una pista podríamos decir
que tiene muchos rostros, puede ser rico o pobre, hombre o mujer, blanco o
negro, etc.
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