miércoles, 22 de abril de 2009

Ley de Transparencia

Hoy en día es recurrente escuchar hablar de la bullada crisis financiera y las consecuencias que ésta ha tenido en el desempeño de las principales economías del orbe, secuelas que van más allá de los débiles crecimientos que muestran las empresas, la contracción en la demanda de materias primas, etc. Para muchos analistas una de las peores consecuencias es la crisis de confianza que se desató a nivel mundial y en todo orden de estratos. Claro, porque lo que empezó como un problema del sector inmobiliario, pronto se fue expandiendo al sector financiero y posteriormente al automotriz, dejando en evidencia los malos manejos que se estaban llevando a cabo en la administración de la mayoría de estas empresas, las que ahora para poder optar a ayudas, tanto gubernamentales como de privados, han debido “transparentar” sus cuentas y manejos.
En nuestro país, el gobierno cansado del desprestigio que le han causado los innumerables casos de fraudes, desfalcos y malos manejos financieros en organismos públicos, decidió poner en vigencia una ley llamada de “Transparencia”, con la que se espera se de a conocer toda la información que un ciudadano común desee investigar sobre la gestión de éstos.

Ahora si evaluamos la vida cristiana, podríamos decir que los cristianos no estamos exentos de este tipo de crisis, donde nuestra confianza y credibilidad se ve puesta en tela de juicio. ¿Por qué? Nos preguntaremos, y quizá no nos sorprenda revisar que entre las respuestas más recurrentes esté la falta de transparencia y consecuencia de las vidas que llevamos. Sí, porque muchas veces al vernos enfrentados a tener que decidir entre lo que es bueno y recto para Dios y lo que es recto y bueno para quienes nos rodean, tomamos decisiones que nos hacen vivir en una continua dicotomía, derivando más tarde en una falta de transparencia.

Las preguntas que quizá deberíamos hacernos son las siguientes: Si vivieras en una casa de vidrio, o si fueras protagonista de un reality, donde las cámaras registran tu actuar durante las 24 horas del día, ¿Mantendrías las mismas conductas que desarrollas hasta ahora?¿Crees que Dios se siente honrado con tu comportamiento? ¿Sientes que eres realmente transparente en tu actuar frente a los demás?
Te invitamos a seguir conversando y desarrollando este tema.

3 comentarios:

Romina dijo...

Wow, q dificiles preguntas y cuesta responder, porque creo que siempre existen cosas que no queremos que los demás conozcan, ya sea por verguenza o porque tenemos claro que lo que estamos haciendo no está bien. Sin embargo, aunque le queramos ocultar esas cosas a los demás, existe alguien a quien no podemos engañar. Por lo mismo, trato día a día de agradar a Dios con mi actuar... Bendiciones

Ely Palma dijo...

tal y como lo discutimos el día lunes, creo que ser transparente no es ser bueno o malo, simplemente es mostrarme como soy, no fingiendo ser quien realmente no soy o dar una imagen de alguien que pretendo ser. No obstante, lo bueno de ser transparentes, creo yo, es que nos permite asumir nuestras debilidades y buscar ayudas para superarlas. Ya que como Jesús mismo reconoce en los evangelios, no hay nada oculto que en algún momento no salga a la luz.
El desafío no es menor, porque cuesta, pero es parte del proceso del cual escogimos participar.

Javier Ortega dijo...

Los felicito por el tema. Yo creo que la "doble vida" es la causante de tanta patología psicológica, e infelicidad al interior de algunas grupos. Creo que las personas serían mucho más sanas emocionalmente y felices si no estuvieran preocupadas de vivir usando caretas.

Pero quisiera agregar una nueva dimensión a la discusión. ¿Cómo debe ser la comunidad en la que participemos para que nos sintamos con confianza para vivir de manera transparente?

Doy por sentado que no alcanzamos a vivir a la altura de la perfección que Dios demanda. De hecho la falta de transparencia se debe precisamente a que queremos ocultar ante otros nuestros defectos. Pero, entonces, ¿En quiénes confiamos lo suficiente como para no sentir, casi por instinto de supervivencia, que tenemos que ocultar nuestras imperfecciones? ¿Estamos como JA proveyendo ese espacio?

Un abrazo a la distancia

Javier